Todo comenzó con una canción. A veces una sola canción, una imagen o situación es suficiente para desencadenar en mí una emoción suficientemente amplia como para necesitar intentar expresarla mediante un conjunto de canciones. A veces, es como si me convirtiera en una pianista y el sonido de cada tecla es sustituido por canciones y yo voy «tocando» mi «super canción», que es lo que finalmente se convierte en uno de mis nuevos Vuelo a Marte en los que nada es casual, todo sonido, letra o artista tiene una razón de ser en mi conjunto.
Esta selección surgió a raíz de «Tuesday«, canción del dúo británico de synth-pop de los 80 Yazoo y está inspirada en esos sonidos de sintetizadores llenos de melancolía pero tan bonitos, que me recuerdan a mi infancia, en la que me pasaba horas tocando en mi pequeño teclado blanco Casio los domingos por la tarde y al comenzar «Canción Triste de Hill Street», sabías que el fin de semana había terminado y al día siguiente había que volver al mundo real del que tan felizmente había escapado. También intenta transmitir el sentimiento actual profundo, la desazón y tristeza interior de no poder hacer lo que una persona siente estar predestinada a hacer: poder desarrollar su vocación y ganarse de esa manera la vida.
En mi caso, mi vocación la encontré de manera tardía pero siempre había estado ahí, solo que no era consciente de ello y es lo que verdaderamente me produce auténtica felicidad de manera intrínseca e instantánea: el poder desplegar y compartir toda mi creatividad y conocimiento musical, trabajar en la música y ayudar a los artistas difundiéndola, bien sea organizando conciertos o de todas las maneras posibles, escribiendo, pinchando, recomendando o seleccionando. Siento que es eso para lo que estoy hecha porque la música me hace tan feliz que necesito difundir esa felicidad y ayudar a que se transmita y eso mismo a su vez, me hace feliz, viendo la felicidad que crea en los demás. También siento amor. Hace poco se lo comentaba a un amigo, cuando conozco a la mayor parte de los artistas con los que he trabajado, siento que les quiero ya de por sí, es algo difícil de explicar y esa unión va más allá de organizar un concierto, mi apoyo siempre irá con ellos pase lo que pase después.
Hace tres años cuando se me presentó la oportunidad no lo dudé ni un segundo y me lancé apostándolo todo por cumplir uno de mis sueños: organizar conciertos y dar a conocer las bandas que me gustaban. Lo aprendí todo desde cero, con inmensa ayuda de mis grandes amigos a los que no tengo suficientes palabras para agradecer y sobre todo, con la ayuda de mi madre y su apoyo incondicional. Especial mención a mi querido amigo Rafa Mary Chain que le dio mi email a un agente y con todo su apoyo, desencadenó todo esto. Comencé haciendo un concierto, luego otro y otro. Mi entorno me decía que estaba loca, que cómo me arriesgaba tanto por bandas que nadie conocía (precisamente era lo que más me gustaba), que buscara un «trabajo normal», incluso dejé pasar una buena oferta laboral y tuve que escuchar muchas opiniones en mi contra pero a veces las oportunidades solo pasan una vez y hay que aprovecharlas porque no se sabe si podrán volver a repetirse y yo lo tuve claro. Nunca me he sentido tan feliz. En modo kamikaze, fui apostando por artistas que me parecían diferentes, con carácter, personalidad. Diez años elaborando playlists con lo mejor del año o con lo que más me ha ido gustando, también me han ayudado a desarrollar una gran intuición musical para detectar el talento y las bandas que pienso que tendrán proyección. Todo iba rodado, como si por fin las piezas encajaran por sí solas, mucho riesgo y noches sin dormir pero la felicidad era infinita hasta que… Llegó la pandemia. Quien lo hubiera dicho, algo que se escapa completamente de nuestras manos puso fin a algo que estaba cobrando forma y creciendo con mucho esfuerzo e ilusión. También los trabajos de muchos de mis amigos de la música con los que he compartido tantos momentos: desde los dueños o gerentes de las salas, técnicos de sonido, luces, mi amigo Unai y nuestras charlas mientras le alquilaba equipo de backline para los conciertos, mis amigos de las ticketeras, prensa, agentes, promotores y qué decir de los artistas. Un horror. Nuestra vida laboral fulminada por un virus. Al menos seguimos aquí para contarlo pero a diferencia de otros sectores, el nuestro sigue más o menos igual que el año pasado, prácticamente todo parado.
Estos meses en Madrid en los que no he podido volver a Bilbo (que es de donde soy) por los cierres perimetrales, tener que alquilar una habitación de mi vivienda y no encontrar inquilin@s, etc., me han parecido dignos de una película de ciencia ficción que jamás hubiera imaginado vivir. Viviendo como el día de la marmota, calles vacías como si hubiera caído una bomba de neutrones o glaciación (que ya la tuvimos también), futuro incierto, extraños con mascarillas y silencio. Muros de silencio sobre la Música. Tiempo robado de relacionarse, tocarse, bailar, vivir. He vagado por las calles de la ciudad con mis cascos y sigo haciéndolo, sumida en mis pensamientos y escuchando estas canciones que me chiflan, de mis artistas favoritos, de artistas con los que he trabajado como Actors o Molchat Doma o con los que me gustaría hacerlo, con la canción que mi querido Tony Skinkis (The Chameleons) puso a mi foto de «Kobmusic» que es más o menos mi logo, «Eyes Without A Face» de Billy Idol y sintiéndome reconfortada por ellas.
Ahora el mundo vuelve a recobrarse más o menos de este duro golpe, la gente vuelve a las calles, terrazas, viajar, todo el mundo parece feliz y como si nada hubiera ocurrido pero algunos lo hemos perdido prácticamente todo o mucho por el camino y el resto parece no darse cuenta de ello. Yo al menos he cumplido mi sueño y solo por eso ha valido la pena, pero tal y como dice la canción «The Sun And The Rainfall» de Depeche Mode, «las cosas deben cambiar, tenemos que reorganizarlas» porque la cultura y el arte son esenciales en la vida, son el alimento del alma y del espíritu. Debe hacerse algo por los que se dejan la piel por pura pasión, no es un pasatiempo y ha de hacerse unidos a todos los niveles, hay que poder vivir de ello, son muchas horas invertidas y no se vive del aire. No dejemos que se convierta en algo imposible de realizar y alcanzar o que solo puedan disfrutarlo unos pocos. Hay que ayudarse mutuamente, artistas, músicos, promotores, salas, todos juntos.
Quiero volver a los veranos de Madrid y del resto de ciudades del mundo llenos de alegría, música, salas abiertas, conciertos, clubs, espectáculos, festivales, gente rozándose, libertad y salir de este mal sueño, volver a trabajar, ir a conciertos y ser feliz como cuando eras pequeñ@ y entrabas en una tienda de golosinas.
P.D. Por cierto, si alguien me quiere contratar, aquí estoy (ja ja ja).
Katrin Olmedo Basterretxea (KOB).
Olson // Boards Of Canada
Tuesday // Yazoo
Hiroshima Street // Molly Nilsson
Piezas // Artik Falls
In The City // Anika
Strange Little Girl // The Stranglers
Like The Moon // Future Islands
Taking // Reptaliens
Fucked Up Paradise // Johnny Dynamite and the Bloodsuckers
Do I Sad // Geneva Jacuzzi
Borrowed Time // True Faith
Eyes Without A Face – Poolside Remix // Billy Idol, Poolside
Strangers // Actors
The Romance Of The Telescope // Orchestral Manoeuvres In The Dark
Cola Falls // The Mary Onettes
Neturèjom Dainos // Solo Ansamblis
Slowemotion // Geometric Vision
Neon Lights // Kraftwerk
Тишина / Silence // Molchat Doma
Touch // Amiture
Lady // Chromatics
Walls Of Silence // John Maus
Cana Cassette // William Cashion
Country Girl // Boy Harsher
La Gente Gris // Mueran Humanos
Bitter Smile // Bleib Modern
Gouge Away // Nation Of Language
The Sun And The Rainfall// Depeche Mode
Film Music // Electrelane
In Madrid // Josefin Öhrn + The Liberation
Candy Shoppe // Emeralds
Escucha esta lista en Spotify (nota de escucha : Activar el crossdade a 12 ), Youtube o Deezer en el orden de canciones.
My Martian World 